martes, 15 de abril de 2008

Cuentos de la energia


CUENTOS DE LA ENERGÍA

Desastre natural

Hace unos años, la central nuclear de Alemania llamada Stade, estaba muy controlada hasta que el 14 de noviembre se cerró a causa de vertir barriles
en mal estado, con líquidos nocivos para el medio ambiente. Los botes estaban hechos de un material poco resistente. Los fabricantes de la central arrojaron estos botes al mar Báltico. Hubo un oleaje fortísimo y al ser los barriles de un material blando, se agrietaron al impactar con una roca. El material que estaba dentro, uranio, se expandió por el mar afectando así a los animales acuáticos, mutándolos por dentro de una forma extraña. Los pescadores que pescaban en la esa zona pescaron a aquellos animales que fueron afectados por el uranio. Unos días después, el pescado se vendía muy rápido en los mercados. Poco después, las personas que habían tomado el pescado
fueron afectados por una enfermedad desconocida que se convirtió en una epidemia. Los científicos investigaban a fondo sobre esta terrible amenaza mientras que la gente iban muriendo rápidamente y cada vez los científicos se impacientaban más. Los pescadores habían visto algo extraño en aquellos pescados que habían extraido del mar. Algunos peces se quedaron sin vender y llevaron una muestra al laboratorio científico nacional de Alemania. Investigaron a fondo y descubrieron que tenían dentro un material tóxico llamado uranio. Paralizaron la venta
en mercados, en tiendas de congelados y comunicaron a todos los medios de comunicación y a todas las centrales tanto eólicas como hidraúlicas como térmicas que toda la gente que tuviese pescado en sus casas que no lo comiesen. Los científicos obtuvieron información acerca de las centrales nucleares que había cerca del mar Báltico. La más cercana era la central nuclear de Stade. Se pusieron en contacto con sus trabajadores e hicieron una inspección por toda la central y sus alrededores. Los botes arrojados al mar estaban hechos del mismo material que los de la central. Al enterarse de lo sucedido, anunciaron a toda Alemania y denunciaron a la central, obligándola a cerrarla. A partir de ahora, las costas de Alemania se vigilarán día y noche. Encontraron la cura al saber que material era y el número de infectados disminuyó hasta desaparecer. Alemania se libró al fin de esta catástrofe infernal que duró 5 meses.

Otra central eólica tenía muchos problemas con las aves que pasaban. Las especies más protegidas no desaparecieron del todo pero se crearon nuevos problemas. La central no producía toda la energía que necesitaba la ciudad de Berlín. Los trabajadores de otras centrales se pusieron en contacto e intentaron poner una solución. Pensaron en rodear las aspas del aerogenerador con una cinta metálica con pequeños orificios para que pueda entrar el aire pero no las aves. Se pusieron en marcha y compraron materiales para probar esta posible solución. Al poner la cinta metálica notaron una mejoría. No hubo ninguna muerte más de aves pero todavía la central no producía la energía necesaria. Al parecer los generadores no se cuidaba y las aspas, aunque hiciese mucho viento no giraban del todo bien. Los trabajadores pusieron fin a este problema cambiando las aspas. La central producía más energía y la ciudad de Berlín estaba satisfecha.